ASENTAMIENTO

Atardece en Menorca

La lesión medular se va asentando. Pasadas las fases de no puede ser, no me lo puedo creer, no pasa nada, sí pasa, joder que si pasa, no es para tanto y alguna que otra más, se va asentando. Muchas veces ya ni piensas en cómo haces las cosas, las haces y punto. Sin comparaciones, sin malestar.

Tengo otro ritmo. Mi cuerpo lo tiene y yo debo seguirlo, porque prefiero eso a las consecuencias de no hacerlo. ¿Me limita? Sí. ¿Me impide disfrutar? No. Otro día entraré en detalles pero me he convertido en una abuelilla. Eso sí, una abuela rockera!

También se asientan los nuevos usos y costumbres, las nuevas relaciones, nuevos puntos de vista. Aparece gente especial, mucho. En mi vida anterior no habrían tenido cabida y eso sí que es una pérdida!

Y se asientan mis incondicionales. El núcleo duro. Mi espina dorsal.

Cuando los edificios se asientan aparecen grietas. En mi lesión también. No muchas. No peligrosas. Pero han salido. Y se ven, vaya si se ven.

Ha pasado el primer momento, o la primera etapa en la que prácticamente toda mi gente estaba a una, sosteniendo, apoyando, tirando.. Qué alegría seguir contándome entre los vivos! Lo que quisiera. Cualquier día, a cualquier hora, en cualquier lugar, no había lesionada más arropada que yo! Era justo lo que necesitaba y lo agradezco infinito. Así podía centrarme en continuar la rehabilitación y buscar mi nuevo camino.

Pero mis necesidades cada vez son menores. Y la vida aprieta. Tantas cosas urgentes e importantes a nuestro alrededor nos quitan perspectiva, o nos la dan, vete tú a saber, el caso es que el tiempo de llamadas, encuentros, vivencias, debe acortarse. Somos seres productivos, no nos olvidemos! Hay unas cuantas bajas: desaparecidos en combate, enterrados bajo el abrumador peso del día a día, escondidos tras sus miedos e inseguridades, o huidos de ellos… Supongo que también habrá alguno al que simplemente no le interesa, que aquí cabe de tó..
Me da mucha pena pero cada uno debe buscar su lugar en el mundo. Yo esperaba poder aportar algo más. Seguramente lo he hecho aunque no me parezca suficiente. Para quien quiera, aquí estoy, para quien no, casi también, aunque sea en forma de bonito recuerdo. Todo vale.

Sé que cuando comience con mis nuevas actividades yo también tendré menos tiempo, pero espero no perder la perspectiva. En mi caso es algo más fácil porque tengo la silla a mi lado todos los días para recordarme lo frágil que es todo lo que construimos. Por eso no podemos olvidar lo que de verdad importa. Y desde luego no podemos dejarlo de lado. Se puede marchitar. Se puede ir. Se puede morir.

Vaya! Mi admirador secreto favorito me hizo una pregunta delante de una cerveza y le conté unas batallas (del todo ciertas). El caso es que después una reflexión me llevó a la otra….y hasta aquí!!

Y hoy me enfadé (con toda la razón 😉) con Manu porque me mete el dedo en la llaga y la mejor forma de exorcizar fantasmas es sacándolos a la luz. Pa’ fuera telarañas!!